1. Pasión: esta cualidad le permitirá afrontar retos y lograr objetivos mediante la constancia y perseverancia. Además, brinda una visión más clara de la perspectiva de los negocios.
2. Humildad: aunque debe apreciar sus fortalezas, debe tomar en cuenta aún más sus debilidades para aprender de éstas y de las habilidades de la gente que le rodea: “No hay peor enemigo del líder que él mismo, sobre todo cuando pierde el contacto con la realidad y se cierra al aprendizaje”, dice Javier García.
3. Don de mando: debe imponer autoridad, pero mediante el respeto, no el miedo. Cecilia Riviello dice que una buena estrategia es ver a la organización como a una familia: “Hay que trabajar para el bien común y brindar protección a los subordinados, pero jamás permitir que duden quién es el que manda”. Hay que contagiar, no imponer.
4. Atesore el capital humano: un líder de clase mundial se rodea de gente valiosa que comparte sus ideas y que le ayuda a llevarlas a acabo. “Es un error temer que haya gente excelente a tu alrededor”. Si no hay capital humano valioso, hay que resolverlo de inmediato.
5. Opine y escuche: así como da opiniones valiosas y constructivas, reconosca la importancia de escuchar puntos de vista diferentes al suyo, ya que estos enriquecen el proyecto y a la organización. Lo importante de este punto es desarrollar su potencial y el de quienes le rodean mediante el impulso y el reconocimiento.
6. De seguimiento: nunca deje las cosas a medias, y aunque sabe la importancia de delegar responsabilidades, como capitán del barco siempre este atento a los cambios, ya sea para reconocer un buen trabajo, o reorientar la dirección de algún proyecto.
7. Todo importa: sabe que cualquier acción, por mínima que parezca, es importante, por ello nunca baje la guardia y trabaje de manera excelente todos los días, siempre.
8. Es profeta: el mejor líder es aquél que predica con el ejemplo, por eso trabaja igual o más que sus colaboradores. Un excelente líder, jamás pide algo que es incapaz de hacer por él mismo.
9. Es timón y guía: en épocas de crisis, toma el control para dar buena dirección a la compañía, centraliza las decisiones y las ejecuta. En etapas difíciles, su principal reto es buscar mejores oportunidades y reclutar gente valiosa para la organización.
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